Monday, September 29, 2008

trillao de tol finde de mambo

Seco, con una vacancia en las tripas  como un motelucho del camino

con las cañerías impedidas  de musgo y gas olor a papa frita de la otra semana

Espero la detonación diarreica

 enroscado como un caracol que hace la siesta y esconde la baba cuento las burbujas solidificándose en el azulejo en la mitad de mi cuerpo   estoy duro

 abajo en el espejo tibio decae el gargajo

pulula insomne un vestigio trasvestido 

Purgar el emblema por favor la mierda la tengo hasta el cogote

Pero no asoma por ningún lado

 

Tuesday, September 23, 2008

lenz

Terminan un polvo. Tomas la sodomiza, la golpea /se escupen.

Quemará una iglesia.
Y se sumergirá en las aguas estremecedoras del vacío
el océano amniótico lo chorrea desnudo desde la matriz remota 
Ignora rotundamente cualquier intento oportunista por definir la cotidianeidad /la contemporaneidad de sus actos /la música de sus jornadas.

¡Vaya útero tía! 

Sabotea a esos duendes taciturnos /sin remedio/ que vociferan mentiras épicas en las plazas de pueblos norteños.
Corta la electricidad de sus amplificadores portátiles
Roba sus megáfonos

Emerge como aceite viscoso que nada en los márgenes improbables de la demencia
Una aguja magnética entre manos

Armstrong -> fama / tesoro / este
Jacque Yves -> un mundo silencioso / tesoro / oeste
Pedro de Valdivia -> oro / tesoro / sur

Donde el norte se pronuncia trémulo /absoluto
such a paradise 

Daysi Penélope espera
Con una cumbia a todo lo que da
A que vagabundos heroicos sigan el sendero tramado entre el laberinto factible de sus faldas
Enceguecidos - ella da luz a todos -
Ofrecen sus espaldas y les ata hilos con su labio carnoso de mulata calienta-bragas
para moverlos a su antojo.

Nadie quiere estaciones frías 
Y aparece en la ruta de cualquier errante ambicioso, con una cursilería sofocante,
un cuadro urgente o desesperado que podríamos llamar der Lenz.


Sunday, September 21, 2008

lots

Declaro el quiebre
Pero seamos serios, por favor.
¿Cuánto vale el televisor color marca IRT? Funcionando o no.

¿La estufa a parafina? De la viuda, abuela de varios… da lo mismo, estamos secos.

No hay interés.

Permuto por un cuarto de kilo de abastero y un puñado de arroz

El señor de cola y camisa ocre va a lograr que me irrite. Esto no es navidad y yo, ciertamente, no vivo rodeado de pingüinos 10.000 kilómetros al norte.
No le pago a un tropel de chinos para que usen gorros verdes, fabriquen chatarra y la etiqueten orgullosos bajo el made in república popular. Ahora, no me haga perder el tiempo.

Y vale cada lavadora…
3 kilos de papas, 2 de zanahorias, 1 brócoli y cerveza

¿Nombre? Ulises Gema

¿Incluimos unos sacos de carbón? ¡Gracias señor!

Lote 832, 800 blujines talla 42
Lote 833, 6 cajeras mulatas con uniforme, traídas en contrabando desde Haití. Sin papeles, naturalmente.
Lote 834, turba de contratistas del cobre, y familias.

5 lucas. Hay 5 en todos lados. Muy poco.

El martillero se tomará una coca diet y quemará un camel light.

Wednesday, September 17, 2008

una cosa

Todos los nervios sostenidos
En un tendedero
con dientes metálicos de perro
En un patio de luz
Junto a toallas y calzoncillos
La pequeña ventana del tercer piso
la música de los adictos
Entre esferas hambrientas y repeticiones eclipsadas por el murmullo rebelde de una aspiradora vecina neurótica
aburrida
perfeccionista
El crujir del catre y los tablones del piso, la lengua neutra
y una mirada desaparecida que tirita el pandero
Una maldita cosa moviéndose arriba mío

Válvula tibia
Pistón
Un hombre en suspenso dando saltos en la parte de atrás de una camioneta
Un programa de televisión vespertino

La calaña entonces reposa y truena el eructo unánime del final

A diferencia de otros barrios un poco más sanguinarios
Donde los turnos expiran precipitados
Lo que demora un perfecto anillo de humo en disiparse
De esas hogueras tristes.


Un soplo inconcluso

Doy tiempo al hambre
Para que inocule su droga de talento mejor que los opiáceos.
Boletos de ida y vuelta a irse
A lugares comunes y deleznables

Veo en tu cara monocromática – como una hoja en blanco
Una marraqueta
Una mozuela coreana que vende alollado plimavela en la salida del metro

Las entrañas perciben la injusticia
Tiemblan de amor y de impotencia
Hacen eco de un trámite capital, algunos, eventualmente, gozarán

Espero el aguacero de septiembre
Déjalo caer
Que lacta a los bandidos
Y limpia las calles de transeúntes asomagados
De palomas cojas de mestizos asustados

Y con el último suspiro asfixiado
Afirmándote el vientre
Murmullas:
qué-es que cé, alors!

Monday, September 08, 2008

el hombre incorrecto

El hombre incorrecto mastica un pedazo de mechada con la boca entreabierta. Traga. Y luego saca con los dedos hilachas de carne atrapadas entre colmillos y muelas. No levanta la cabeza, se aguanta la respiración y continúa masticando y tragando. Termina y deja los servicios esparcidos, no acaba los vegetales. Unta miga de marraqueta en el jugo sangriento de la carne y traga.

Se toma medio litro de coca-cola diet. Alega el postre de inmediato.

El hombre incorrecto besa a su esposa en la boca sin haberse lavado los dientes, la impregna con su saliva espesa. Saca un derby corriente del bolsillo de su camisa y lo prende sobre la mesa. Frente al café y las sacarinas. Dice a su esposa que la quiere. Que suba el volumen del televisor. Que respete los momentos de satisfacción y lucidez de cualquier hombre incorrecto. En paz.

El hombre incorrecto tiene sólo dos cosas en la cabeza, todo el tiempo.

El hombre incorrecto toca la bocina, maldice el tráfico y a sus vecinos. Acelera en las esquinas y piensa en los peatones como en obstáculos insignificantes que hay que sortear a lo largo de los caminos asfaltados para él.

El hombre incorrecto sonríe cuando cree que lo están mirando, y descansa en la apatía cuando cree que nadie observa. El hombre incorrecto no sabe decir que no.
Mira a las nenas escolares con lascivia, a las amigas de sus hijas con lascivia, a su secretaria con lascivia, a las chicas que envuelven la mercadería en el supermercado con lascivia, a la tele con lascivia, a las carabineras con lascivia,

El hombre incorrecto se masturba 4 veces por semana. Folla a su señora 1 vez cada 3 meses con los calcetines puestos y la camiseta arremangada. Se acuesta con putas 2 o 3 veces al mes. El hombre incorrecto disimula la guata en el metro. Se cubre la calvicie con sotos capilares de otros sectores de la cabeza.

El hombre incorrecto no resiste el cotilleo. Pero critica a los ejecutores. Saluda de compadrito a la gente que detesta. De hueón a sus amigos y de hermano a quienes les debe plata.
El hombre incorrecto llega atrasado a su cita de las 12.40. El hombre incorrecto suele ser impuntual. No tiene respeto por el tiempo del prójimo. Y dice: el doctor, los niños, o cualquier barbaridad para excusarse. Culpará al ausente.

El hombre incorrecto cree tener una afinidad inquebrantable con la carne. Sabe prepararla de varias formas. De preferencia asarla en una parrilla mientras toma cerveza y vino y conversa con su amigote de toda la vida (otro hombre incorrecto aplastado). El hombre incorrecto se sabe muchas historias. Tiene una para cada ocasión. Esta vez demostrará por quincuagésima vez que es un peón reemplazable y explotado por un jefe imperfecto.

El hombre incorrecto es mediano. Lo sabe y de alguna manera se siente cómodo. Podría ser peor, argumenta.

El hombre incorrecto detesta hablar de política, sin embargo cuando sea inevitable, parafraseará a un conocido camarada socialista. Mientras hierve, discretamente en sus entrañas, sangre esclavista.  

El hombre incorrecto mentirá las veces que sea necesario, y a cualquiera, con tal de no quedar expuesto.

El hombre incorrecto va de vez en cuando al estadio, mucho más seguido al bar y una vez a la semana al cine.
Ve sólo películas donde haya persecuciones.

El hombre incorrecto escapa de la confrontación.

El hombre incorrecto necesita sanar.
Abre un botiquín y saca un puñado de píldoras de nortriptilina y propranolol. Se enjuaga la boca. Se mira al espejo y se encuentra viejo. Se pone un parche- que compró semanas antes en una cuneta- en el estómago y se calma.

El hombre incorrecto cree que pensar es sinónimo de jaqueca. O al revés.

El hombre incorrecto aguanta el dolor. Tiene miedo a que éste genere más dolor si se le menciona y se le trata. No confía en nadie. El hombre incorrecto tiende a no sentir miedo a menudo, pero cuando por fin lo identifica, se mea (figurativamente) en los pantalones. Se desespera y grita para todas partes gesticulando como un simio.
En el fondo cree que se lo merece.

El hombre incorrecto huye. Se mete en una iglesia aunque sólo crea durante temporadas desfavorables en algo más grande que él mismo. Antes de quedarse dormido en uno de los bancos al costado de San Cayetano, piensa.

Vaya trabajo.

Ha estado dando vueltas en círculos.
Y se le marcan aureolas de desodorante en la camisa alrededor de las axilas.
Se le cae el cabello a puñados.
Comienza a escuchar a Beethoven todas las mañanas. Se acuerda de su padre, que alguna vez hizo lo mismo.

Concluye, no sin darle vueltas lo suficiente:

No hay ni moral ni orden ni dioses ni monjas que auspicien esta errata sin que les des tu vida a cambio.