Wednesday, April 20, 2011

Dean style

El abandono precipitado del futuro señalado.
Volverá a las pastillas si se entera que todo anda mal. El guatazo del prestigio sobre suelo hostil de alfombras persas e inyecciones, la merma de su encanto, la perversión aparatosa de sus fantasías, el esbozo de la última sonrisa perdida en el velo de la media vuelta, las cejas caen como plástico quemado mientras el fondo se desdibuja lentamente y aparece la humanidad usando antifaz.
Su desvíos concretos, su nuevo peinado y sus bigotes de cafichón retro.
asfixiarse
en las contracciones de la humillación. Una vía improvisada a la desaparición. Entre las hogueras la vulnerabilidad te hará un santo. Purgar. Puedes tolerar cualquier clase de infamia. Celebrar el auto asco. Bailar en ese saco blanco con botones dorados de anfitrión del Timoteo. Pasando un melón tuna con vino blanco y compartiendo unos calugones algorítmicos . Celebrando la pesadumbre del ocio, la partida. De fondo el kennedy space center iluminado en la pared. Los verdugos antiyankis haciendo sus propias piruetas anarquistas. Concentrados en su trabajo despreciable, contorsionándose antes de hablar, de soltar las amarras del gran cuchillo; que dejaría salir por el tajo de la memoria a los cohetes de Florida, las palmeras, niños como pobres angelitos con orejas de ratón, bailes, explotación, tantas sonrisas multiformes demonizadas por los fuegos artificiales del clímax, los niguer no entienden nada, los aliens secuestran a Bach, reverendo, y queda una nube ambivalente difuminando la dustancia de las clasos.
Sentí el desprecio inmediato gatillado por mis dientes enormes en el primer plano de un viaje en lancha por River Country. Que privilegio.
La densidad del aire cambió. Todo cambió callado. Apenas interrumpido por el ventilador del proyector y el movimiento de la rueda de los recuerdos. La tirana de la luz. Resusitando un 1/60 de segundo de hace 15 años, inoportunamente. Exponiendo en esa oscuridad inevitable y el frío del suelo, la vergüenza primordial, la culpa, la confusión, la polaridad expansiva, la inseguridad inconsciente, la sublevación repentina de un estado. Tantos diplomáticos adentro. Tomando Chatêu de Merde y estrechando sus manos de muñecas en las cúspides sordas de sus pequeños circos ambulantes. Travestis rudimentarios, circ de merde, animales raquíticos, las tipas feas en malla, la alegría corrupta, las jaulas y las narizotas, el flashback de colores mil veces lavados. Los buenos chocaron en sus convertibles a 120 kilómetros por hora en busca de dignidad. Dean style.
Se encaman y se envenenan entre todos como la maldición certera de McBeth. En la miseria dominguera, esperando a que todo se muera lentamente.
Que todo se prenda contagioso en medio de la inercia estival, donde se reune la sangre y circula tranquila siempre que su composición no este expuesta y su identidad homogenizada en una transfusión masiva, contenida en un pantano de paredes enormes y multitiendas y parques y pic-nics. La tataraabuela desde un rincón mira con desprecio a su linaje. Parece que pudiera indicar con exactitud el grado de degeneración que muesta cada miembro del matriarcado. Genético, ideológico y práctico. Gruñe su idea vencida de trabajo y familia hasta quedar sola y sorda sacándose los pelos de la cara y arreglándose para tomar un vuelo, un trasatlántico, ir a la iglesia, merodear por los inacabables canales de televisión.
Que envidía. Quedar un poco sordo. Y perderse los paisajes acústicos repetitivos como las rancheras cortavena en las radios de la pampa. Olvidarse los boleros y las cumbias en la casetera del Chevi Nova y bajar.


0 Comments:

Post a Comment

<< Home