La nana llora a través de los ojos de su patrona
Suceden jaurías bípedas con la gracia del aullido uniforme agudo hasta el sadomasoquismo
Hierve la tetera
Entre la persiana una encrucijada sostenida en la neutralidad o la nada. Desde la torre, la clica, la muerte, silencio, el olor a encierro de tu guisa es lo que desgarra el ascenso.
Salsa ramera picante desapasionada
Estoy mamándome un luto relajado
La rutina desastrosa y latera de la reconciliación
Una música y el vaivén como péndulos ostentosos entre bares y museos
Bajo el hipnotizante gobierno perentorio del vino
Me convierto en lo que sea – un chulo maricón
Desisto del camino