Thursday, July 21, 2011

Esa circunstancia insignificante que hace falta para encontrarnos ha demorado. Y estoy algo nervioso. Por primera vez. Exhausto de recurrir a todas las instancias no tan fortuitas en las que nos cruzaríamos despistados y todo se volvería eternamente ordinario. Esquinas habitadas de tarde por tragafuegos y malabaristas, salidas de metro, ferias domingueras en los cuadrantes habituales. No hay un solo lugar cubierto capaz de albergarnos ni espacios lo suficientemente sofocantes donde pasar desapercibidos . El conducto de rigor es el azar. Pero también, en un lapsus fatal, se ha extraviado. Como las diecisiete casas transparentes suspendidas en la neblina pintoresca de esos pasajes bucólicos de antaño. Los lugares borrosos que habitamos.


Monday, July 18, 2011

brocas

Acaso no es el tiempo tu aliado, hermano? Porque fuimos de alguna forma extraña amantes incestuosos, de esos mellizos inseparables que se completan las oraciones y observan meticulosamente todas la infancias, casi escarbando el cementerio de los otros y explorándose a ellos mismos para reafirmar su condición de iguales. Y aún así encontrando artimañas para distanciarse y acentuar la identidad cómplice adquirida de una matriz errática. El tiempo rara vez coagula esa corriente inquieta de sangre aliada. La diluye a tramos con el agua de las lluvias y el mar, la extrae para estudiarla en vínculos fallidos de hermandad artificial, se decolora en las vertientes y se mezcla en los piqueros al vacío y en los lavados consecutivos de estómago, el rinso sale hasta por las orejas. Las risas que brotan como una maleza divina nos delatan. Y la cara extendida, vencida por la gravedad del tedio y la decepción y los largos silencios incómodos para los mortales definitivos. No tenemos miedo cuando estamos juntos. Ni siquiera cuando estamos en medio de una disputa callada. Disparando a quemarropa esas municiones con puntas envenenadas en un atentado fratricida del cual no sabemos quién saldrá incólume o desangrado. Porque ésta se desvía al menor estímulo, basta una palabra o una mueca para desconocer sus planes y quedar sediento. Nacimos amurrados y tercos. Mutantes incontenibles de cuatro manos y cuatro ojos. Bisexuales, bipolares, cuadrafónicos. Bestias intempestivas que no comulgan con la individualidad y que jamás se cerrarían al roce entrópico de un trío. Cualquier nimiedad basta para encontrarnos. Volando bajo. Engañados y solos. Después de cuantos veranos brillantes e inviernos lúcidos podridos de parafina. Las guatas se traspasan y el aliento es el mismo.