Monday, February 13, 2012

sunday


Ex amantes pinochetistas viviendo de las sobras. Aturdidas en medio de un montón de cristos al acecho y vírgenes en las paredes celestes. Todos los domingos lo mismo. Las señoras esperan semiarregladas en sus departamentos, como si la iglesia fuese hacia ellas. Vestidas de domingo. Tiradas de guata en sus lechos a medio hacer irritadas con la luz. Si nadie apareciera: ni sus nietas castigadas, ni sus sirvientes resignados, ni los fantasmas de sus esposos, el tiempo se multiplicaría. La espera agudizaría la agonía, ellas mismas no se sostendrían ni agarradas a cien rosarios, entrarían en alerta prematura sospechando que algo no funciona y súbitamente comprenderían que no les queda nada más que ese domingo.

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