Sunday, April 03, 2011

no te preocupes mami, voy de barsuo en la micro

Somos pobres

Sucios bastardos engendrados en madres cocainómanas por el espíritu ardiente.

De corazones duros y sin intenciones de cocinar.

De colchón en colchón, nómades perversos escapando del sol y de los tubos fluorescentes de los hospitales con el aroma del principio y del final mezclados en la niebla de éter y formaldehído de la sala de espera, sangre de narices, lavanda y la brisa helada que cuela enferma con la llegada de sus ángeles dormidos y detiene la noche. Paliduchos congelados que el dios tuerto observa desde lo alto en la esquina. Disparando rayos de luz, el evangelio. El crédito, una minivan para contener su dominio. No sus sueños. Y llevarlo a husmear fábricas burguesas, suburbios estériles letales aburridos entre un río de piscinas y el valle. Ella no lo sabe. Su sueño es tan simple, tan solitario.

Chapsui, cocacola, no tengo hambre, es la sensación del espacio demasiado abierto. No hay techo, sólo humo espeso. Y los satélites caen descompuestos. Dios cambiando la piel como en el pasado cambio de casa y de carnet.

Aúlla, abre las piernas y descansa el orgasmo imposible. El suicidio de los profetas sustitutos, matones de la periferia levantando sus propias estatuas, infraestructuras eufémicas de mortales miserables. Mientras te conviertes en un fantasma atrapada en las sábanas.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home