Tuesday, November 04, 2008

sustracción

Todas las pesadillas caben apretadas en el portaequipajes de una 4x4 recién llegada.

Inventas una risa y un sollozo y un arreglo floral y una marraqueta de 3 partes, una respuesta neutra, la pérdida de la memoria a corto plazo.

Cómo ver en el refugio oscuro de los actos espontáneos, sólo las piedras pueden soportarlo. O sino pregúntenle al sol, porque nadie sabe nada.

La rabieta muda de un mocoso anciano, lejos de ser sabio, un sujeto velludo con estrías en sus órganos. Alguien que no fue educado ni por sus pares ni por su madre ni por fantásticas criaturas nocturnas que se aguataron el apetito. Conducido insondablemente por una clase de estupidez que podríamos llamar inocencia ¿por qué no? A tropezarse múltiples veces con el mismo objeto inerte y no dar el brazo a torcer. Preguntándose cada vez ¿por qué no? ¡Diablos!

¿Cómo lo notan? 

Piedras

 piedras piedras


 La tierra ofrece su tajo centenario, como una bataclana dispuesta

En un acto depravado para pirquineros estoicos.

Sin enigmas, extraigan la médula de estas conchas fósiles y lárguense.

El mono–tono y billy jean es una puta abandonada.

Un pipazo sosiego   el viaje en el colchón  Aladino neurótico  

El orden provisorio de la desesperación

El magnetismo de los metales enterrados;

fuerzas ocultas y en consecuencia brutales

No llueve y las noches son gélidas

Son treinta – y tantos otros- en treintenas bipolares

Años  forenses ajetreados

Cada uno sostiene una teoría distinta sobre causas imposibles 

Atraviesa la pampa por huellas industriales, las pisadas de máquinas cuasi divinas como aberraciones de hombres-caballo colonizadores. Y murmuros ininterrumpidos

De engranajes y llamadas que cierta lucidez enfermiza codifica.

 

Sus detonaciones

Los petardos coitales apartados en el patio 44 o en el patio 46; en contra del viento, detrás del cerro La Cruz, sobre la veta ardiente del veneno bermejo que corre derretido por las venas anquilosadas de Chuquicamata.

 

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