el sacrificio
La niña-carnada tirita dentro de la troka frigorífica
rodeada por cadáveres bovinos
disueltas más allá entre polvo salino y espejismos
giran aspas electro generadoras y por ahí mismo una turba de leprosos levanta polvo al andar
la siete-plagas y su séquito de bataclanas limpian un arsenal de 9mms masticando chicle de fresa
on-guard para el combate
herr komandant ahumado en mentol – el maestro sanguchero / chulo / milico / patriarca / san Nicolás / herr doktor /
da la orden
a sus puestos, perras. Es hora de espumar sus hocicos y roer al visitante hostil
La pólvora escasea, hermana. Como tu sensatez
con tus encías sedadas el miembro menguante del cliente.
Sacadle esas gotas de sudor congeladas, arregladla, no queremos ofrecer un mamarracho
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