Tuesday, March 27, 2007

san leopoldo



Entró a su cuarto con ganas de disculparse. Molesto en distintas direcciones, modulación frágil, gotas de sudor en la frente, hirviendo de fobias que no se conocen; después de una caminata de no buscar nada -- turismo naiv-- y encontrarlo todo, por algunos cucs y trueques menores. Calles fermentando hambre, banos penitenciarios, hormigas tropicales, sudor, mulatas irreales a 20 dólares la jornada, a 5 un fellatio en el asiento trasero de un Lada.
Amigos de toda la vida lo invitan a cenar - arroz y frijoles- y le ofrecen a sus esposas recién peinadas, dominó.
Al cerrar tu puerta nada existe. Es decir, sólo la posibilidad inminente de ponerte los zapatos y salir denuevo.
Y sucumbir a un millar de transacciones, los bolsillos pegajosos, porque todo se ofrece facil. Los timadores básicos te observan sin remordimiento, con tierra en sus manos, preguntándose cómo sería La Habana con algo de pasta.
Escondidos como ninos huyendo de sus fuentes letárgicas. En facto paternal, tranquilizador. Exterminadores de chulos insasiables. Exterminadores de vírgenes.
Cuando la soledad duele, y hay un espacio entre carteles de bebidas de fantasía pintados a mano, oscurecido por columnas desgastadas de barro. Ella sin intenciones de ir a ninguna parte se toma un planchado con sus amiguitas de oficio y del Domingo.
Maquetas de conversaciones calientes, aburridas. En otros lugares, lejos de los coqueros santiaguinos.
Me complica hacerlo sin música, en una cama arrendada.. sábanas que huelen a hospital. Los gemidos en conserva, papi-dámelo-todo. Y la conga autista también.

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