Sunday, May 07, 2006

caminata por los suburbios de la conciencia

Somos pequeños burgueses de clase indefinida; zánganos quizás es lo más cercano a una explicación coherente. Consumidores de chatarra elaborada, fanáticos de la belleza sustituta.
Nos mantienen aún nuestros padres, por precaución más que nada. La verdad es que no confían en los métodos de superviviencia modernos, el hacernos de nuestra propia pasta omitiendo en gran parte el trabajo. No confían tampoco en lo que creemos, en lo que hacemos. Pero estamos cerca, a gusto, para que no corra sangre. Y desarrollamos una visión confusa de las cosas. Un poco como humanistas que ayudan al prójimo porque se sienten demasiado culpables de su existencia hedónea. Inútil. Sin un propósito más trascedente que corrérsela. Todo el puto día.


Respiramos cierta podredumbre, aislada, como si fuese nuestro oxígeno. De matices sagrados.


Nos acercamos a menudo a las clases desprovistas. En son de paz, repartimos mendrugos de pan, escuchamos sus problemas, jugamos con sus niños, Bebemos cervezas en los bares periféricos, donde llegan cada día los mismos parroquianos con el mismo anti-discurso.


No sé qué iba a hacer allá. Darme vueltas, tomar algunas fotos que probablemente nunca revelaría. Tenía la idea vaga de que caminando por la costa, o adentrándome en el valle iba a encontrar a mi futuro maestro..


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