Tuesday, April 25, 2006

un paranoide a la deriva

Me voy a la playa. Ya no queda otro lugar.
Como una mañana calurosa recibida en ácido, buscando zapatillas en el lodo y comiendo uñas ajenas.
El norte es absurdo.
Cojo la brújula y doy media vuelta.
Siempre lo fue.
Over.

Mi enfermedad está subvalorada, porque no es histeria, no es bulliciosa ni me hace quedar como un idiota. Es una enfermedad neutra que bien podría no existir, no causa nada.
Puede que la repulsión instantánea de terceros.
No me quiero reir, porque los tiempos no están para eso. Pero nunca lo han estado.
Sin embargo intento tomar las cosas con humor.
Estoy fuera, absoluta y tácitamente fuera. Como si me hubisen expropiado el alma, o sea todo menos tejidos y sangre.
Uno se puede olvidar de uno mismo. Del hueso hueco y los pendejos incinerados.
No quiero sonar como un imbécil.. Tengo la habilidad de caminar fiambre, completamente en blanco, fétido. Llorado a veces por mi madre, figurando como un recuerdo confuso e intermitente que produce escalofríos.
No creo que nadie haya entendido nada de lo que traté de decir.

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