el precipicio entre Jesus y yo

Afuera el fantasma de barrio. Contenido en la humedad de sus pasillos entre pedros y santas, contenido en el esplendor del silencio. Pequeños fantasmas nocturnos chapotean en las esquinas. Chutean una pelota y fantasmas encorvados vueltos a la vida y a la muerte numerosas veces como jugadores empedernidos que extraviaron sus monedas, las esquivan con una parsimonia exasperante. Fantasmas se difuminan entre los autos y los arboles detenidos. Apenas murmullan memorias primitivas, y entrelazan sus extremidades transparentes, como si hubiese llovido aceite. Fantasmas compran pan duro y miran desde sus cortinas traslúcidas.
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