Friday, September 24, 2010

la obsesión del fracaso

Una serie de tolerancias y mentiras gordas atenuan fugazmente la desesperanza. Sacrificio de batallas que le vejez postrada del final querrá retomar, sin piernas sin próstata sin los colmillos sanguinarios y la garganta impaciente seca de tardes completas de sol y gente aplastante proyectando en el ungüento estratagemas clasificadas de terror.
No es un final glorioso, ir de tropezones por el asfalto y las piedras. Hacia la extenuación, el cansancio de perderse a propósito entre los hilos históricos de la carne vuelta plástico. Como extremidades guardadas en la oscuridad de otra temporada junto a fotos sepia, linternas de emergencia y la artesanía en serie para los padres en estado de alerta y espolvoreados en los jardines del recuerdo.
Venimos con la misión contradictoria de arrebatar y extirpar o robar y usar indiscimuladamente, hacerse pasar por cualquiera, volver a enterrar la fe, eludir el tiempo hasta que sea tarde, abusar de lo más parecido a la nobleza, de la ternura adolescente y del hombre aparte que guarda en su disposición virginal el secreto mezquino de nacer. La rabia y el veneno componen ese embrión sádico, malas putas, gloriosas y decadentes.. habrase visto culo más sobrevalorado.

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