terminar encamao contigo

Un niño bien

Recolecta imágenes y objetos amargos de las fronteras en contracción y de los desafortunados hombres que abolieron la piedad; ahí se tumban sin importarles nada. En el medio de una centrífuga y el temblor del tren, secándose, separándose.

Hablar tu idioma, el tuyo, el tuyo. Y moverse aleatoriamente entre la comunicación quebrada de las masas descendentes. Solteronas, basurablanca, inmigrantes, narcos, chinos, bailarines de tango, titiriteros, como tratando de extraer el secreto inexistente de la miseria, es brutal, el puente edificado entre el hambre austera y la satisfacción indeseada, un fetiche provisorio emocional porque no queda nada que cazar. Los negros están hechos patacones, los indios sus propios y costosos souvenirs, la demanda de nostalgia, acostándose con putas gordas y sucias para contagiarse del intento, de la agitación de sus partículas, todas tiesas, y tampoco me importa, son todas rondas excluyentes al fin; sus eslabones encuentran la autonomía en la muerte.

Y como con la mano restos semanales, encuentro pelos y mosquitos, ya no soy ese señorito.