Thursday, November 26, 2009

m c r s

decido que es el momento de retomar otro acto mecánico de amor y confusión
después de haber vaciado hasta la última gota de amor funesto por mi mismo y algunas lolis con cuadros púrpura de la Internet
Santiago hierve
Como yo mismo hace un par de noches. En una calle transversal a la sombra de La Moneda allá afuera
las letras nunca fluyen como poemas musicalizados sino como manifiestos burocráticos y poco convencidos de sí mismo
caótica armonía – aunque vanguardista-
cada tarde en mi juguete de piano,
taladros, máquinas asfaltadoras en la rítmica
vecinos taxistas taciturnos en los coros
vendedor de pan amasado y carrito pone la melody (junto al tropel de cabros chicos gritones que lo siguen en sus andanzas).
cada tarde en mi juguete de piano
mientras pululo distraído por las telenovelas vespertinas que cada vez aluden más indecorosamente al encuentro inminente del pene galante y la vallaina desconcertada en apuros. “La Espada y la Rosa” por citar alguna-
Son sonidos que no están acá, dentro de la insomnia incompleta que perturba el sol.
los volcanes semi activos hundidos bajo las placas del pellejo inodoro y pulcro
suspendidos en el vacío y el silencio
aullidos primitivos y cascabeles en la garganta
Alcanzan a hacer cosquillas. Dan Escalofríos. Tos. Pero no suenan.
La inclemencia del tiempo muerto y la vanidad de esa soledad ritual rendida
Sexo en cápsula al desayuno. Un baño de tina y wieder
Invierno se extiende por el placer de los refugiados
En castillos sepultados en consecuencia de su propia cobardía y a las palabras sembradas y cosechadas en esos invernaderos con tufillo a fertilizante imperial, moco y ritalín.
Qué queda. La última fantasía guardada.
Mist
Clouds
Rain
Sopaipillas

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